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Terra Pampa, un viaje a la Patagonia desconocida.

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LA PAMPA, REPUBLICA ARGENTINA

𝘱𝘰𝘳 @𝘭𝘦𝘢𝘯𝘥𝘳𝘰𝘷𝘦𝘴𝘤𝘰

La ruta 14 es una vena de asfalto que penetra en el interior del alma pampean, saliendo de Santa Rosa, se van dejando atrás casas y presencia humana, los autos se van distanciando hasta culminar siendo diminutos luces rojas flotando en el camino. Se cruza Toay hasta que una recta interminable parece unirse al sol, que se esconde al fin del camino. La soledad es intensa y el desierto es un manto de silencios, pasando por el Paraje El Durazno, y con la caminera del cruce con la ruta 13, la humanidad parece terminar, y la belleza entonces se hace real. Melancólica e íntima, la ruta deja ver una pequeña luz al costado del camino, una antena y un cartel. Llegamos al paraíso, Caichué, el rancho ganadero más grande de La Pampa, y su producto estrella, el lodge Terra Pampa.

“Es el lugar más lindo de Argentina”, afirma Remigio Donnelly, cuarta generación de ganaderos, quien recibe a los visitantes que se acercan de todo el mundo para “vivir una experiencia primitiva y emocional” El lodge es una nave nodriza de cinco habitaciones en suite, elevada en un médano con una vista panorámica al “corazón de una Pampa poco conocida”, desde su bar, el deck o en cada uno de sus ambientes vidriados se ven cerros, médanos, islas verdes de pasto tierno, espejos de agua y curiosos ciervos, maras, antílopes, búfalos, liebres, muflones y un coral de aves que pastan en libertad. “Te sentís como en casa, en una casa que no terminas de descubrir”, señala Donnelly.

“Ofrecemos vivir experiencias, y establecemos un nuevo estándar de lujo”, confiesa Remigio. Bajo el concepto que mueve a los nuevos viajeros, el lodge se asienta en la soledad. La naturaleza invade los espacios. No hay nadie a muchos kilómetros. ¿Cuál es la experiencia?: ser testigo y protagonista de cómo trabajan los gauchos, arreando hasta 1000 vacas, de a caballo, así como se hacía un siglo atrás, ser parte de esa forma de vida. Vivirla y sentirla. “La idea es que vayas descubriendo el campo, conocer las historias de los gauchos y disfrutar de un momento sagrado: comer un asado con la mejor carne de argentina”, afirma.


Los lujos son nuevos y divertidos. Simples, básicos y emocionantes. Ver un atardecer a orillas de un espejo de agua, sentir la leña crujir asando un cordero o un costillar, presenciar el amanecer entre en lo alto de un médano, contemplar el manto celeste, hasta la constelación más pequeña, y contar satélites y estrellas fugaces. El lodge es la consagración de la felicidad pampeana. Sus cinco habitaciones en suite están decoradas en forma minimalista. Una inmensa ventana ofrece la escénica postal del pastizal y los animales. “La idea es que se traiga el exterior al interior”, afirma Donnelly.

Amplios, los espacios invitan al goce. En la barra se pueden probar los mejores vinos pampeanos, el secreto mejor guardado de la vitivinicultura argentina. “Nos apasiona el ganado”, agrega Donnelly, y con esta emoción se tratan las 7000 cabezas vacunas que pastorean en las más de 30.000 hectáreas del campo. La gastronomía es un capítulo central en el guión que se sugiere seguir en el lodge. “Es la experiencia más argentina que podes encontrar en el país”, destaca Donnelly.

“La estrella por supuesto es la carne, y tratamos de ofrecer el servicio en distintos ambientes del campo”, afirma el chef Leonardo Hernández, a cargo de los fuegos. La ceremonia del asado se cumple con seriedad litúrgica. A los pies del médano donde se asienta el lodge existe un círculo de sillas que miran al asador donde se clava la estaca y se presente un cordero o un costillar: la imagen invita a pensar en un oráculo. La idea es simple y poderosa: ser testigo de cómo el chef realiza la más trascendental de las celebraciones culinarias argentinas: el asado. Es un momento sublime.

“La carne es muy tierna, faenamos animales de pequeño porte”, explica Hernández. Cada corte se trata por separado para maximizar su sabor y ternura, aseguran. En el campo, entre tantas lagunas y aguadas, se destaca La Fortuna, hay pejerreyes. Una de los lujos es pescarlos allí y cocinarlos en la orilla de la laguna. “Creemos en que la gastronomía es un medio para contar historias”, agrega el chef, uno de los más representativos de la cocina pampeana. Terra Pampa es también, en una determinada época del año, un coto de caza. “Decidimos caminar por el lado salvaje, por eso somos cazadores y comemos lo que cazamos”, anticipan en su espacio en internet.

“Aprovechamos la carne de animales salvajes”, asegura Hernández. El menú en pasos es tentador y mixtura lo clásico con la innovación. En Terra Pampa está naciendo la nueva gastronomía pampeana. Los pasos: baguel de grávlax de ciervo, pepinillos y crema ácida, croqueta de osobuco de ciervo sobre alioli de ajo asado y emulsión de chile dulce, flor de zucchini rellena de antílope estofado, sobre portobello grillado y caldo de perdiz con tomillo salvaje, lomo de ciervo en manteca de romero, cous cous de vegetales y reducción de Oporto y jugos de ciervo y carpaccio de ciervo, alioli de ajo negro, pickles de zucchini y cúrcuma, más babaganush. Para agregar: la postal del paisaje de pampa virgen en una panorámica que integra los sentidos en una experiencia sensorial emotiva e inolvidable.

Al contrario de lo que pasa en la ciudad, donde se sugiere llevar el campo a la mesa, aquí se postula –es un gran acierto- llevar la mesa al campo. Las ideas son auspiciosas: comer un asado al lado de una manga o en un antiguo puesto campero, ambientado como una tradicional pulpería. Una de las claves de este turismo de aventura: ver a los gauchos trabajar y en algunos casos, volver el tiempo atrás para volver a darle vida a lugares donde se hizo la historia argentina.

La aventura está incluida en las actividades del lodge, se pueden hacer cabalgatas, avistaje de aves, arrear ganado con los gauchos, pescar, travesías en 4 X 4 por los “confines de la Patagonia”, ciclismo, kayak, yoga y masajes.
“Nuestro bisabuelo fue un pionero en la ganadería argentina”, afirma Donnelly. Se refiere a quien fuera propietario de estas tierras, Juan Alberto Harriet, su hija Marta es la actual dueña. Harriet fue considerado “el rey de la carne”, quien llegó a tener 80.000 cabezas de ganado, 180.000 hectáreas cultivadas de alfalfa, siendo el mayor sembrador de alfalfa del mundo y durante la década del cincuenta, el más grande productor de carne del planeta. Su espíritu aún se siente en estas tierras que él ayudó a volver fértiles. “Es mi lugar en el mundo”, confiesa Donnelly. Terra Pampa es un viaje a la Patagonia desconocida.

Desde Check In America, agradecemos a Leandro Vesco @𝘭𝘦𝘢𝘯𝘥𝘳𝘰𝘷𝘦𝘴𝘤𝘰

 

 

About Author

*Chef Corporativo & Asesor. *Director de Turismo Sostenible del CPGA Consejo Profesional Gastronómico de Las Américas. *Director de ACRA Asociación de Cocina Regional Argentina en Antillas Caribeñas. *Embajador Marca Turística La Pampa - Argentina *Premio Mejor Chef del Año 2022 en Republica Argentina *Nominado Mejor Chef del Año 2022 en Republica Dominicana

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